El Castillo de Benquerencia pudo tener su origen como enclave musulmán en los siglos XI y XII, cuando estaban asegurados los núcleos urbanos principales y otras zonas de mayor interés estratégico. La fortificación se extiende sobre una plataforma en los riscos de cuarcita de la sierra formando un eje dirección Este-Oeste, de unos 100 metros por unos 45 metros de superficie. El espacio interno se divide en dos patios desde el acceso. Uno más elevado junto a la entrada donde se situaban los aposentos, de los que se conservan restos de un edificio de dos plantas, y otro más bajo donde se encuentran dos aljibes. El alcaide del Castillo, Juan de Toledo, solicitó reparaciones en 1553, ya entonces estaba en gran parte ruinoso.

El origen de esta ermita se remonta al asentamiento de un cenobio en las proximidades de Benquerencia y cuya historia se remonta a 1616. Destaca la fachada por su potencia en relación con el resto del templo, sobre todo debido a la espadaña de corte barroco que la culmina.

Manifestaciones artísticas del Neolítico en tonos blancos, ocres y rojizos que representan figuras de animales y humanos. El abrigo se encuentra protegido por una valla metálica, aunque es posible el acceso. La zona cuenta con paneles explicativos instalados en las inmediaciones.