CASTILLO DE CAPILLA
El Castillo de Capilla se localiza en el cuadrante noroccidental del término municipal de Capilla (Badajoz), inmediatamente al oeste del actual núcleo urbano. Ocupa la coronación de un promontorio rocoso conformado por afloramientos de esquistos silúricos fuertemente plegados y fracturados, que alcanza una altitud máxima de 565 m.s.n.m. Dispone de un amplio dominio visual del entorno, especialmente sobre la confluencia de los ríos Zújar y Esteras, que articulaban los pasos naturales de la zona. El valor estratégico de su emplazamiento explica el establecimiento de una importante población islámica en este punto. Según la Crónica Latina de los Reyes de Castilla, el de Capilla era en el momento de su conquista por parte de las tropas de Fernando III, en 1226, un castillo “…fortísimo y populoso…” (Crónica…, III B, 49, ed. 1999: 81). Ya desde época islámica, el castillo de Capilla constituyó un importante enclave de control estratégico de las vías de acceso hacia Mérida y Sevilla, Córdoba, Almadén y Toledo. Durante el dominio templario funcionó, además, como punto clave en el control de la densa red de vías pecuarias establecida en la zona para el paso de ganados trashumantes, y se convirtió en el centro administrativo y fiscal de la encomienda homónima, una de las más extensas de la región. Los restos arqueológicos conservados ponen de manifiesto que la obra fortificada que preside el actual núcleo urbano de Capilla tuvo su origen en época islámica.
El emplazamiento de la fortaleza de Capilla, además, es especialmente favorable para la defensa, no sólo gracias al perfil acusadamente cónico del cerro y a su notable elevación sobre el entorno, sino también al papel que el cauce del río Zújar juega como barrera defensiva frente a posibles ataques procedentes del norte (LÓPEZ, 2009: 74). De la notable importancia estratégica del castillo de Capilla nos da cumplida cuenta la perseverancia de Fernando III en el asedio y la insistencia de su madre, doña Berenguela, en que no lo abandonase, pese a que la muerte del rey de Baeza proporcionaba a las tropas castellanas una inmejorable oportunidad para asaltar Córdoba. La rendición definitiva de Capilla no se produjo hasta 1226, en que cedió ante la imposibilidad de recibir ayuda exterior y ante el castigo de las máquinas de asedio y de las torres de asalto empleadas por las tropas de Fernando III.
El sistema constructivo también se diferencia del resto de estructuras, así como el tamaño de los ladrillos de la bóveda. La otra estructura documentada y asociada al periodo islámico, es el muro de tapial que forma el lateral sureste del castillo. Durante las excavaciones llevadas a cabo, se han documentado dos aljibes en el primer recinto del castillo, el ubicado al norte, compuesto por dos cámaras se descubrió hace unos años, mientras que el segundo se ha descubierto durante la excavación. Fechar estas estructuras es muy complicado, aunque las relaciones estratigráficas nos muestran que, al menos, el aljibe descubierto en la excavación es más antiguo que el lienzo suroeste y la torre sureste del castillo, por lo que no hay que descartar que se traten de unas estructuras islámicas.
Otro de los grandes descubrimientos realizados es el del poblado almohade ubicado al suroeste del castillo, fuera de los recintos amurallados. El 9 de septiembre de 1236, Fernando III concedió a la Orden del Temple el castillo, el señorío y la villa de Capilla con todo su término, al que se sumó en diciembre de ese mismo año el de la vecina fortaleza de Almorchón. Las posesiones templarias con centro administrativo en Capilla se convirtieron en una extensa encomienda militar de gran importancia económica, principalmente ganadera. La disolución de la Orden del Temple en 1312 dio lugar a que las órdenes y concejos vecinos se disputasen sus extensos territorios, ocupados inicialmente, aunque de manera ilegal, por la Orden de Calatrava.