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LA OCTAVA DEL CORPUS

Desde el siglo XVI se viene celebrando esta, declarada actualmente como Fiesta de Interés Turístico. El origen se basa probablemente en un enfrentamiento o escaramuza que se produjo entre cristianos viejos y cristianos nuevos o moriscos en Peñalsordo en aquel siglo. Aquel hecho dio lugar a la creación de una Cofradía fundada por el general Cachafre y su lugarteniente Palenque en honor de la Eucaristía. Tomó el nombre de Hermandad de los Soldados del Santísimo Sacramento por haber tenido lugar el enfrentamiento la víspera del Corpus.

La leyenda ubica la acción en la conquista del castillo de Capilla por los cristianos a los moros. Ante la dificultad de la toma de la fortaleza, Cachafre se valió de una treta. Mandó reunir al anochecer todos los carneros de la zona y ponerles bengalas encendidas en las cornamentas. Sus soldados guiaron estos animales hacia el castillo. Los moradores, pensando se trataba de un poderoso ejército, huyendo aterrorizados del recinto. Allí permanecerían dos ancianos y un niño pequeño, Rafaelito, junto a dos vaquillas, a la llegada de los cristianos.

La efeméride empieza la víspera del Corpus, o Vigilia, sigue el día del Corpus, se reanuda el sábado siguiente, víspera de la Octava o Vigilia, y se termina el domingo de la Octava del Corpus.

En la primera Vigilia el Sargento, con espada y a caballo, y el tamborilero, a pie, salen por el pueblo llamando a los cofrades.

Los actos del Corpus comienzan por la mañana. De nuevo recorren el pueblo el Sargento y el tamborilero. Los hermanos se recogen en sus respectivas Casillas. De aquí marchan a casa del Mayordomo y después a la Iglesia. Procesionan al Santísimo con la Custodia. Después se trasladan todos a la plaza para el bandereo junto a las autoridades locales, terminando con el convite en casa del Capitán.

En la Vigilia de la Octava los actos empiezan por la tarde. De nuevo salen por el pueblo el Sargento y el tamborilero. Van recogiendo a los hermanos de sus casas y los distribuyen por sus Casillas, mientras el caballo salta sobre cestas de mimbre encendidas colocadas en la calle delante de las casas de los cofrades. Harán lo mismo con el Abuelo y la Abuela. Después marchan hasta la casa del Mayordomo y todos juntos haciendo las alcancías se dirigen a la plaza para recitar desde el balcón del ayuntamiento las Mojigangas.

La Octava del Corpus es el día más señalado. De nuevo salen por la mañana el Sargento y tamborilero en la forma habitual. Mientras, los familiares enjaezarán los burros que los hermanos montarán más tarde. Capitán, Alférez y Sargento cabalgarán sobre caballos también enjaezados y los tres disputarán una competición hípica antes de trasladarse toda la comitiva hasta el Cacho Jesa (Dehesa).

Aquí, tras el Acatamiento, intervienen las vaquillas contra los hermanos y concurrentes, asustadas cuando oyen la salva de una escopeta. Más tarde todos juntos se dirigen a la Iglesia y de nuevo se repite la procesión con la Custodia.

Al finalizar, algunos hermanos jóvenes construyen un castillo humano que marchará tras la Custodia realizando continuas genuflexiones hasta el altar mayor.

Tras la misa, los hermanos con la Junta directiva y autoridades irán a la plaza para el bandereo. Finalizando el acto, las vaquillas se desmadrarán de nuevo. Al final, todos marchan hacia la casa del Alférez para el convite.

Por la tarde se transfieren las insignias para el próximo año aprovechando también para el asentamiento de los nuevos cofrades. Cada cierto tiempo, entre cuatro y siete años, se celebra un acontecimiento especialmente esperado entre los más jóvenes (conocido con el nombre de los Caballitos por llevar los cofrades uno caballitos de madera tirados con bridas o cabestros).

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