El dolmen de Sierra Gorda responde a una estructura perfectamente organizada en la que se imbrican aspectos arquitectónicos y simbólicos. Su tipología se encuadra dentro de los dólmenes de cámara y corredor largo, y dentro de estos, los que poseen amplias cámaras construidas con un elevado número de ortostatos. Los monumentos megalíticos construidos desde el Neolítico y la Edad del Cobre y reutilizados incluso hasta en momentos muy posteriores del Bronce Final se articulan como auténticos elementos de cohesión social perfectamente imbricados en el paisaje.

También se conserva como muestra de nuestra rica arquitectura popular una casa del siglo XVI situada en C/ Reyes Huertas ,5. Es una construcción tradiciones de escasa altura con doblado, dividida en tres cuerpos de edificación y cubierta con techo de madera. Se estructura en torno al pasillo central en el que destacan dos arcos de medio punto. Conserva elementos tan característicos como la chimenea de campana y los suelos enrollados.

Ubicadas en la localidad de Valle de la Serena, inician su explotación en 1905 debido a la presencia de un gran yacimiento de mineral de wolframio, y continúa su explotación durante el siglo XX de manos de empresas francesas (1ª Guerra Mundial), alemanas (2ª Guerra Mundial, a manos de los nazis) y españolas. Esto sitúa a las Minas de San Nicolás en primera línea de explotación de lo que fue un metal estratégico durante todas las contiendas bélicas del siglo XX. Después de la 2ª Guerra Mundial, la explotación de la mina por parte de empresas españolas tuvo un importante repunte coincidente con el período de la Guerra de Corea. Fruto de su importancia histórica y de los diferentes momentos transcurridos durante su explotación, este enclave fue generando un amplio y rico patrimonio minero.

La importancia de la mencionada explotación fue muy relevante para la localidad de Valle de la Serena (que vio multiplicada su población y quedó una huella importantísima en la identidad del pueblo) y para el resto del territorio comarcal.

El «Depósito de Agua del Buen Cristiano», junto con el manantial cercano de «EL Pocito» está dentro de la declaración BIC (Bien de Interés Cultural) de las Eras del Lejío. Los dos son lugares muy entroncados con la idiosincrasia de Valle de la Serena. El primero lo constituyen una fuente y un depósito cubierto mediante bóveda de cañón de ladrillo. El segundo es un depósito realizado en la segunda mitad del siglo XX con tecnología tradicional. Además, este último lleva el nombre de un personaje de una de las leyendas más enraizadas entre los habitantes: «La Encantamenta».